Todos tenemos un lugar favorito. Ese lugar que nos transporta. Que nos hace sentir que los problemas no son nada, que se pueden solucionar en un cerrar de ojos. Donde nos sentimos aislados de toda la maldad y necedad que nos rodea. Donde podemos ser nosotros mismos sin rendirles cuentas a nadie.
Salimos a la calle y despacio caminamos hacia nuestro refugio.
Para algunos es un lugar donde nadie lo moleste, como el río, el campo, un lugar donde solo estén él y su mente. Para otros es un lugar donde haya mucha gente, un cine, un bar, bullicio, pero igualmente está la necesidad de sentirse solos aunque estén rodeados de personas.
Pensar. Esa es la consigna.
Tal vez sin ese refugio no podríamos soportar la rutina diaria y todos los problemas a los que nos enfrentamos. Cada aspecto de nuestras vidas nos exige que tomemos decisiones, que cambiemos de rumbo todo el tiempo, y eso nos produce stress. El trabajo, la pareja, la familia, etc. Solo en ese lugar tenemos la cabeza suficientemente clara para arriesgarnos a elegir. Y una vez que volvemos al mundo real, los problemas nos parecen ajenos....
Salimos a la calle y despacio caminamos hacia nuestro refugio.
Para algunos es un lugar donde nadie lo moleste, como el río, el campo, un lugar donde solo estén él y su mente. Para otros es un lugar donde haya mucha gente, un cine, un bar, bullicio, pero igualmente está la necesidad de sentirse solos aunque estén rodeados de personas.
Pensar. Esa es la consigna.
Tal vez sin ese refugio no podríamos soportar la rutina diaria y todos los problemas a los que nos enfrentamos. Cada aspecto de nuestras vidas nos exige que tomemos decisiones, que cambiemos de rumbo todo el tiempo, y eso nos produce stress. El trabajo, la pareja, la familia, etc. Solo en ese lugar tenemos la cabeza suficientemente clara para arriesgarnos a elegir. Y una vez que volvemos al mundo real, los problemas nos parecen ajenos....
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